Marathon: is it worth the risk?

“Running a marathon brings a great sense of accomplishment,” says the Ohio University psychologist Benjamin Ogles.

“Running a marathon brings a great sense of accomplishment,” says the Ohio University psychologist Benjamin Ogles.

Every day at 14:00h the alarm of Alvaro´s iPhone rings/goes off. Without losing a minute, he closes his laptop, gets his bag and goes to the gym. In the car, he explains me why he sacrifices his lunchtime every day and tells me about his “addiction”: running.

In recent years, the interest for running and popular racing has suffered  dramatically worldwide. According to Runners World more than 550,000 finished marathons in the United States in 2011, up from 300,000 in 2000 and slightly more than 25,000 in 1976.

But why? For what purpose?

“Once you finish any race you want to go for the extra mile,” Álvaro says.

“Once you finish any race you want to go for the extra mile,” Álvaro says.

The reasons to run long distance races as marathons are varied and often different depending on the person, age or sex, but in the end the human being seems to have an innate need to do things simply for the sake of see if we can do them. According to the Ohio University psychologist Benjamin Ogles, one of the authors of a study of motivation published in the Journal of Sport Behavior of the University of South Alabama, women run marathons in order to control weight and socialize, while men run to compete and achieve goals, either with others or by themselves.

“This need for us to have success at things can be a strong motivational force,” says the Ohio University psychologist Benjamin Ogles.

Injuries, addiction to self-improvement, the high price to compete and, of course, the necessity of training everyday are some consequences that runners have to assume when they start running for a race.

According to Dr. María Jesús Núñez Martín, M.D., responsible for the Area of Sports Medicine at Reebok Sports Club Spain, an amateur runner needs from three to six months of physical preparation including at least three or four days of running a week, dedicating at least one of them to perform a long training.

“The number of accumulated kilometres in workouts will condition the behaviour in the race. Therefore, it is necessary to run in different race modes, as continuous or with intervals, and at least in the first months of preparation leg strength trainings”, says Dr. Núñez.

During Álvaro’s training I ask him about this particular aspect and he totally agrees with Dr. Núñez. “It is not the period of time that you train but the kilometres that you run during that period,” he says.

Running and nice weather perform an irresistible combination. By Carlota de Andrés, Bonn

Running and nice weather perform an irresistible combination. By Carlota de Andrés, Bonn

Also crucial is the mental preparation. Most of the times the mental stress is caused by the need to realize a good preparation prior to the competition. “It is almost impossible to simulate the distance and the psychic stress of a marathon on a daily training basis,” says the German Physiotherapist Sebastian Sohns.

“If the training is too hard and the body has not enough time to fully recover, micro traumata may accumulate and affect the muscular-skeletal system on the long and short terms. Overtraining may even compromise your psyche and your immune system,” Sohns says, who sceptically admits that such a long and demanding discipline is not the healthiest exercise for the human body.

The fact is that, apparently, distances do not only affect the physical and mental preparation of the runners, but they also represent a determining factor when it comes to reducing cardiac damages. In 2006, the assistant professor of medicine at Harvard Medical School, Malissa J. Wood, M.D., led a study called Circulation, that people who run an average of at least 72km a week run a significantly smaller risk of suffering heart injuries than those who run 56 km a week or less.

«Pre competitive stress can alter the heart rate and blood pressure in a physiological manner and normally does not determine cardiac risk. But there are special cases in which they come together along with the stress, the factors of cardiovascular risk or certain cardiac arrhythmias that can provoke a high risk of presenting a coronary isqchemic event», says Dr. Núñez. For that reason, and here is where all the experts agree, it is highly recommended that all running enthusiasts make a visit to the doctor to confirm their good state of health or, in case a problem is detected, thereby can find adequate ways to solve it effectively.

Tocó fondo y salió a flote

Era un don nadie.

No tenía ambición y perdió el entusiasmo. Comprendió muy pronto que no era un genio, que era del montón. Enseguida descubrió la insensatez de lo humano y tuvo que aferrarse a su sentido común para no enloquecer. Denostó el sistema por sistema, se hizo lumpen y dejó pasar la vida. Apostató confundido y abrazó el vacío sin horror. Estableció códigos de conducta y límites mortificadoramente franqueables.

Intentó ser opaco y fracasó. Cedió y, acomodándose, descubrió una forma indolora de vida sin confrontación. Inquirió calladamente para alimentar su ser y descubrió la bondad de la sorpresa y deseó sorprenderse de continuo. Fracasó también y, sorprendido, aceptó que la felicidad, la sucesión de instantes felices, se basaba en cierta medida en la capacidad de sorprenderse momentáneamente y de ello hizo su credo.

Su mayor sorpresa fue el amor. Semivivo, medio dopado y despierto solo a medias, le sorprendió el amor.

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Independiente al máximo, su precaria estabilidad trastabilló por un ángel repentino que ofuscó su juicio e hizo añicos sus defensas. Laboriosamente recompuso su credo y fue obligado por él mismo a aferrarse a esa balsa que inequívocamente le llevaría al fin de sus días. Supo sin duda alguna que aquel futuro era el suyo y sin acertar jamás a explicárselo se sentenció a el.

Nunca se arrepintió.

Michel

 

 

 

Hablar por hablar

Hace unas semanas volví a ver Down by Law.

Para los que no la hayan visto, trata sobre tres tipos que coinciden en la misma celda de una cárcel de Lousiana. A pesar de que ninguno de ellos es lo que describiríamos como un ciudadano ejemplar, la verdad es que terminan entre rejas por eso que se conoce como estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. De esa unión fortuita surge una gran película en la que lo importante no es lo que ocurre, si no lo que en ella se dice. Y la culpa de ello la tiene, en gran medida, ese dios del parloteo personado en la figura de Roberto Benigni.
A pesar de que la he visto varias veces, llevo días intentando escribir algo sobre ella y no encuentro las palabras adecuadas para hacerlo. Eso sí, cada vez que salgo a correr, voy en bici o en el metro, o se me olvida poner la música en el coche -cosa que me sucede más a menudo de lo que uno puede imaginarse-, esta escena viene a mí y no consigo quitármela de la cabeza durante un buen rato.

El acento lo bordo.

Puesto que en  las otras películas de Jim Jarmush en las que aparece Benigni –Night on Earth y Coffee and Cigarettes éste me gusta especialmente, he llegado a la conclusión de que lo que me divierte son las conversaciones en las que el toscano interviene. No me malinterpreten, las tres películas son espectaculares, el problema ha sido el enfoque de este post.

«¿Conocen este chiste? Dos señoras de edad están en un hotel de alta montaña y dice una: Vaya, aquí la comida es realmente terrible. Y contesta la otra: Sí, y además las raciones son tan pequeñas… Pues, básicamente, así es como me parece la vida. Llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza… Y sin embargo se acaba demasiado deprisa.» – Alvy Singer (Annie Hall, 1977)

Si nos paramos a pensar en alguna conversación buena, muy buena, que hayamos tenido en los últimos meses, seguro que no nos vienen a la cabeza tantas como nos hubiéramos imaginado. Conversar es algo menos aleatorio de lo que parece. Juntar palabras formando frases y expulsarlas sin parar a través de los labios no garantiza un resultado interesante. De hecho, esta actividad tan habitual en nuestro día a día es lo que convierte las buenas conversaciones en un regalo, en un lujo. Y es que si todo el mundo fuese capaz de mantener una charla fascinante cada vez que abre la boca, las relaciones sociales se convertirían en algo completamente distinto, lo que no quiere decir mejor.

Todo lo que escasea es atractivo.

Conversation

Una conversación es, básicamente, la interacción entre dos o más interlocutores. El intercambio de opiniones, ideas y argumentos incluye además otros elementos como los gestos y las miradas. El lenguaje no verbal puede ser, en ocasiones, hasta más importante que las palabras. Lo mismo pasa con el silencio y su correcta utilización.

Hay personas silenciosas que son mucho más interesantes que los mejores oradores.

Benjamin Disraeli

Estas líneas, en realidad, no son más que un ejercicio de autocrítica. A pesar de que hablar es una de las cosas que más me gusta hacer, según mi querida madre siempre lo he hecho de más.

En ocasiones llegué a ser desesperante. Hasta extenuante, creo.

Fui uno de esos niños que son capaces de preguntar las cosas más absurdas sin esperar a obtener una respuesta. Parecer ser que me incomodaba el silencio, cosa fácil de entender ya que aún a día de hoy, me cuesta mucho manejarlo correctamente. No soy el único, que conste.

De esta forma, expresiones como habla más que un sacamuelas, no se calla ni debajo del agua, lo que hace este chiquillo es hablar por hablar, y un largo etcétera, se convirtieron en algo habitual cada vez que mantenía abierta la boca demasiado tiempo.

Con los años uno aprende a diferenciar cuándo está hablando de más, igual que asimila y, después reflexiona, acerca de la importancia de una buena conversación. De ahí que me cueste escribir acerca de las buenas películas. Y es que si no soy capaz de hablar correctamente, ¿quién soy yo para criticar o analizar aquello que me parece sublime?

¡Ah!, una última reflexión para los que todavía no manejamos el arte de la conversación.

«La razón de que haya tan pocas personas que resulten agradables en la conversación estriba en que cada cual piensa más en lo que se propone decir que en lo que están diciendo otros, y nunca escuchamos cuando estamos deseosos de hablar.»

La Rochefoucauld

Hablen y escuchen lo que otros tengan que decir. Antes de hablar piensen, escuchen y recuerden que, lo que nosotros queremos contar, ya lo sabemos.

Cerveza roja y el cordero místico

Gante, delirium tremens

Situada en el corazón de Bélgica, en la provincia de Flandes Oriental, de la cual además es capital, Gante es una ciudad relativamente pequeña con una población que roza el cuarto de millón de habitantes. A pesar de que hoy en día parece no contar con la popularidad que sí tienen otras ciudades belgas como Bruselas, Brujas o Amberes, es necesario recordar que entre los siglos IX y XV Gante fue la segunda ciudad más grande de Europa -al norte de los Alpes-, después de París.

Lugar de nacimiento del emperador Carlos I de España y V de Alemania -el cual años más tarde traicionaría, humillaría y asesinaría a sus propios paisanos-, Gante es una ciudad con mucha historia y mucho que ver. Dando un paseo por el casco antiguo el visitante tiene la impresión de encontrarse permanentemente en un museo a cielo abierto. Gran cantidad de iglesias, varias catedrales, la ópera o el Castillo de los Condes son un recuerdo de su importante pasado medieval.
Estas antiguas reliquias y la mayoría de los edificios antiguos del centro histórico, de ladrillo visto, con tejados en forma de escalones, fachadas estrechas y escaleras angostas y empinadas, se mezclan con otros mucho más modernos y vanguardistas. La arquitectura es inteligente y funcional, los nuevos inmuebles se adaptan a lo ya existente de una forma sencilla y armoniosa, sin desentonar. Restaurantes, salas de exposiciones, bares, panaderías y tiendas de ropa ocupan los bajos de edificios en los que es posible leer en sus muros el año en el que fueron construidos, en algunos casos pertenecientes o anteriores al siglo XVII. Todos estos contrastes producen un agradable y desconcertante efecto en el viajero. La ciudad rezuma historia.

Puesto que no es muy grande, decidimos visitar Gante en un par de días. Y es que a pesar de que hay mucho que ver y degustar, a nosotros nos gusta viajar sin agobios y sin prisas, disfrutamos paseando, bebiendo cerveza en una terraza o durmiendo hasta que a las 11:45 suena la alarma del móvil recordándonos que tenemos quince minutos para devolver las llaves en recepción. Es más, odiamos a los viajeros pesados, a esos que se obsesionan cual japoneses con una reflex corriendo de un lado a otro fotografiando todo lo fotografiable, intentando ver todo lo que la guía de viajes que compraron dice que hay que ver.

Dicho esto, vámonos a dar una vuelta.

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12:00 Check-in

El hecho de pasar sólo una noche en una ciudad permite darse algún lujo extra. Como lo importante es viajar a gusto y disfrutar, lo mejor es reservar una habitación en el Ghent Marriott Hotel -Korenlei 10-. Céntrico a más no poder, moderno y extremadamente limpio, este hotel es el que recomiendan en todas las guías y blogs de viajes. Y con razón. A pesar de ser un cuatro estrellas, los precios son asequibles, aunque no incluyen desayuno -prohibitivo, ¡24€/persona!-, lo que tampoco es un problema. Gante está lleno de panaderías, pastelerías y puestos callejeros en los que es facilísimo encontrar waffles -gofres- y otras delicatessen que harán las delicias de todos.

13:00 Toma de contacto y aperitivo

A bote pronto podemos dividir el centro de Gante en dos mitades: el casco histórico y el Kunstenkwartier (o barrio de los artistas). Puesto que el casco antiguo no es excesivamente grande, se puede recorrer todo tranquilamente dando un paseo. Empezar con un aperitivo nada más salir del hotel es una buena idea. Una zona perfecta para ello es Groentenmarkt, una pequeña plaza en la que podemos degustar unas ostras con un vinito blanco a un precio razonable -6 ostras y una copa de vino, 12€-. Como las ostras no son del gusto de todos, otras opciones son la Lonja -el antiguo mercado de carne, abierto todos los días de 10:00 a 18:00-, donde podemos probar embutidos y jamones típicos de Flandes o, para los más golosos, los waffles de Koffie 3,14 Thee, o cualquier pan o bollo de Himschoot.

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A tiro de piedra de Groentenmarkt está Vrijdagmarkt, una plaza enorme llena de terrazas, un cañón enorme y unos de los puestos de patatas fritas más típicos de Gante, Jozef.

15:00 Tarde cultureta

Ya con la tripa llena, tenemos varias opciones para pasar una tarde agradable. Si el tiempo acompaña, un paseo en barco para hacer la digestión es muy buena idea. Hay varias compañías que se dedican a ello y los precios son bastante parecidos -desde 6€ adultos, niños 3,5€-. (www.debootjesvangent.be o www.boatingent.be). Como en Bélgica nunca se sabe, otra posibilidad es visitar algún museo. Como hay varios, ya depende de los gustos de cada uno:

S.M.A.K., o Museo de Arte Contemporáneo de Gante- Museo de Bellas Artes
STAM, o Museo de la ciudad de Gante

19:00 Cerveza, cena y jazz

Por todos es sabido que en Bélgica se hace la mejor birra del mundo, por muy tontos que se pongan los alemanes. Dicho esto, nuestra visita ha de empezar con la cata de alguna típica. Como en Gante podemos encontrar infinidad de cervezas diferentes, y puesto que antes de cenar es recomendable tomarse una para hacer hambre, el sitio ideal es Dulle Griet -Vrijdagmarkt 50-, una cervecería famosa por su amplia oferta, formada por 250 tipos diferentes entre las que destacan la Gueuze, la Kriek -obtenida mediante la fermentación de cerezas agrias, de ahí su color rojo- o la más típica, la “Max van het huis” -o «quítese el zapato», ya que es necesario dejar uno hasta que devolvemos el vaso de 1,2 l-.

Antes de seguir con la ruta de la birra y dejarnos embelesar por la noche de Gante, paremos a comer algo. Si te gusta la comida tailandesa, Le Baan -Corduwaniersstraat 57- es el sitio. Cocina thai-fusión en el céntrico barrio de Patershol. Acierto seguro.
En cuanto salgamos, y antes de lanzarse a conocer la noche gantesa es necesario tomarse algo en el Hot Club de Gand -Groentenmarkt 15-, un club de jazz fundado en el año 1932 por dos estudiantes franceses que hará las delicias de los amantes de la música. Imprescindible. Si aún nos quedan fuerzas para otro combinado, en la plaza de Vlasmarkt hay varios garitos y buen ambiente. En el Bar des Amis ponen copas decentes y la parte de arriba tiene su encanto.

12:00 El cordero místico y el museo de la tortura
Con un waffle y un café en la otra mano, nos acercamos al puente de San Miguel para ver una de las estampas más bonitas de la ciudad. Y es que en línea recta se pueden contemplar las torres de las catedrales de San Nicolás, Belfort y San Bavón. En esta última se encuentra La adoración del Cordero Místico –obra maestra de los hermanos Hubert y Jan van Eyck, pertenecientes a la tan fructífera escuela flamenca-.

Como punto final a nuestra estancia en Gante, y aprovechando que empieza a llover, nos damos una vuelta por el Castillo de los Condes de Gante (Gravensteen), una fortificación medieval construida por Felipe de Flandes en 1180 que, gracias a la restauración realizada a finales del siglo XIX, conserva actualmente su aspecto original. Su museo de la tortura y las espectaculares vistas de la ciudad que se pueden ver desde sus torres ponen punto y final a nuestro viaje. Volveremos.

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Noche de reyes

«La culpa la tiene toda el árbitro, y fuera de mi casa, ¡joder!» (José Mourinho, 17/05/2013, 23:17)

Aunque ya son catorce años sin ganar, que se dice pronto, esta noche el Atleti lo tiene de cara.

Mucho que ganar, y poco que perder, justo al revés que el Madrid.

Que si Mourinho se va al Chelsea, que si es el último partido de Falcao. Ancelotti por aquí, comida sin el cuerpo técnico con Casillas y Pepe haciendo piña por allá. Simeone y el espíritu del 92…

Sólo echo de menos a alguien.

Jesús gil pre-metrosexual

«Mis ídolos son Franco, Jesús y el Che Guevara»

Y es que aunque la frase que encabeza este post bien podría haber salido del hocico de Mou, la verdad es que es una de las numerosas citas célebres que nos dejó el inconfundible ex-presidente del Atleti y de Marbella, Jesús Gil y Gil.

A pesar de que hay quien le ha visto pasearse a lomos de Imperioso por distintas playas brasileñas, hace ya nueve años -¡cómo pasa el tiempo!- que Gil nos dejó. Lo hizo sólo en cuerpo, ya que su espíritu y su recuerdo siguen estando presentes en la cabeza de cualquier aficionado al fútbol cuando el Atleti disputa un partido importante.

Con la liga ya ganada por el Barça, y a falta de conocer qué equipo alemán reinará en Europa el año que viene, el Madrid y el Atleti se enfrentan esta noche en el Bernabéu (21:30) con el fin de salvar la temporada.

Hagan sus apuestas.

The gambler

El dinero le quema en el bolsillo. «Gano fijo»- se dice a sí mismo.

Dados, quiniela, lotería.

Black Jack, ruleta, poker, tragaperras.

Porras, bingo, hipódromo, galgos, apuestas deportivas.

Le gusta apostar a todo. Da igual si sabe jugar o no, no le importa no haber visto en su vida el deporte que retransmiten en las pantallas del local.

«¿Cómo se juega a ésto?» -pregunta con curiosidad al tipo de la máquina de al lado.

Lo único que sabe es que puede ganar.

Las apuestas están basadas en el azar. Es cierto que existen variables, técnicas y trucos, hay quien cuenta cartas, otros pasan horas examinando el funcionamiento de los juegos y acaban descubriendo sus ciclos, los soplos y amaños de partidos están a la orden del día. Las dichosas trampas y los consabidos tramposos.

Todos estos factores son influyentes, es imposible negarlo. Pero lo que tampoco se debe olvidar es que, en todo juego de azar, siempre hay un factor de probabilidad que acaba influyendo, en mayo o menor medida, en el resultado.

Eso es lo que le gusta, esa descarga de adrenalina, esa emoción contenida que puede acabar en grito o bufido en función de cuán emocionante sea la situación. Miradas, empujones. «Vamos…vamos…»,- dice apretando los puños mientras le da un codazo a su cómplice.

Y es que divertirse apostando depende siempre de la compañía.

Igual que ni bebe solo, ni sale de fiesta solo, ni va al cine solo, ni cena en un restaurante solo, nunca apuesta solo. Eso es de perdedores.

Tampoco apuesta cuando no le sobra. Porque, como repetía una y otra vez su padre, «jugar por necesidad, perder por obligación». Se juega lo que le sobra de la caña y el paquete de Marlboro, cinco pavos a que el Madrid, el Barça, el Chelsea, la Juve y los Lakers ganan esta noche, dos pavos con los de la oficina a que el Madrid gana 3-1 al Atleti el viernes en la final de copa y, quizá, cincuenta euritos las dos veces al año que van con los colegas al casino de Torrelodones.  Se acabó.

Bueno, eso sin contar los dos euros de Euromillones y euro y medio del Gordo que apuesta en el estanco los viernes a mediodía, los otros diez de las noches de los jueves de verano en el hipódromo, algún cartoncillo de vez en cuando en el bingo… o lo que se juega al poker.

Porque, además de ser de lo más accesible, divertido y entretenido de lo nombrado hasta ahora, el poker lleva muchos años de moda, es fácil de aprender y gusta a casi todos.

No es ningún experto. De vez en cuando le gusta jugar al Texas hold’em con sus colegas y, cuando no hay otra cosa en la tele, ve las mesas finales de los múltiples torneos internacionales en los que horteras italianos, franceses, españoles y yankees ganan millones en las Bahamas. No es de los que va al casino y se sienta en los sit’n’go. Quizá alguna vez ha jugado al poker de máquina. Ahora mismo no recuerda haberlo hecho.

De lo que sí se acuerda siempre es de la frase de Paul Newman en El color del dinero (1986): «Un dólar ganado en el juego es el doble de dulce que un dólar ganado en tu sueldo»

A él lo que de verdad le gusta es el cine.

Los juegos de azar son una fuente inagotable de ideas para hacer películas. Las hay de todo tipo. Algunas basan su argumento en el poker, en otras los protagonistas se juegan todo al número diez, al rojo o al caballo ganador. Hay muchas que sólo tocan el tema del juego de refilón.

Martin Scorsese, Joe Pesci y Robert De Niro durante el rodaje de “Casino”

Martin Scorsese, Joe Pesci y Robert De Niro durante el rodaje de “Casino”

Como ver pelis es barato y no a todo el mundo le gusta o puede apostar, voy a proponer una lista con algunas películas que he visto, y otras que aún no, en las que las apuestas forman parte del hilo argumental. Es posible que incluya algunas malas y me deje muchas otras en el camino.

Si se os ocurren más, decídmelo y completamos la lista.

1. The Grand (2007) – Woody Harrelson, Werner «The German» Herzog, un barco y un torneo millonario de poker

2. Rounders (1998) – Matt Damon y Edward Norton en una de las mejores de la lista

3. 21 (2008)– En España 21 Black Jack. Kevin Spacey recluta alumnos para contar cartas

4. Maverick (1994) – Un clásico. Mel Gibson y Jodie Foster en el lejano oeste jugando al poker

5. Lock, Stock and Two Smoking Barrels (1998) – Espectacular. Cuatro tipos tienen una semana para devolver medio millón de libras

6. Cincinnati Kid (1965) – Steve McQueen se enfrenta a un maestro del poker

7. Honeymoon in Vegas (1992) – Nicolas Cage utiliza a su prometida para pagar una apuesta en Las Vegas

8. A Big Hand for the Little Lady (1966) – Henry Fonda y su mujer apuestan más de lo que se pueden permitir

9. Casino Royale (2006) – James Bond jugando al poker. Peligroso. Remake de la original (1967) interpretada por Peter Sellers

10. Ocean´s 11 (2001), Ocean´s 12 (2004), Ocean´s 13 (2007) – Un reparto de lujo prepara el atraco perfecto a un casino. En la original (1960), Frank Sinatra y Dean Martin intentan robar cinco casinos de Las Vegas en la misma noche

11. Casino (1995) – La mafia de Chicago manda a Sam «Ace» Rothstein -interpretado por Robert de Niro- a supervisar el funcionamiento de un casino en Las Vegas. Martin Scorsese dirige a de Niro -por última vez hasta el momento-, Joe Pesci y Sharon Stone en, seguramente, la mejor película de toda la lista

12. «Alfred Hitchcock Presents» Crack of Doom (1956) – Corto sobre poker preteneciente a la segunda temporada del programa

13. High Roller: The Stu Ungar Story (2003) – Película basada en la vida real del jugador de poker neoyorkino Stu Ungar

14. The Cooler (2003) – El mejor jugador de un casino de Las Vegas pierde su suerte cuando, para disgusto de su jefe, se enamora

15. The Sting (1973) – Traducida al castellano como «El Golpe», la genial película interpretada por Paul Newman y Robert Redford no trata específicamente sobre poker, pero usa el juego como un importante pilar en su argumento

16. Croupier (1998) – Un escritor, interpretado por Clive Owen, planea una novela mientras trabaja como croupier en un casino

17. Revolver (2005) – Jason Statham y Ray Liotta encabezan un reparto dirigido por Guy Ritchie. Trama complicada salpicada por apuestas y sed de venganza

18. Atlantic City (1980) – Burt Lancaster, Susan Sarandon, drogas y un casino en Atlantic City

19. California Split (1974) – Dos jugadores, carreras y una partida de poker en Reno

20. All in: The Poker Movie (2009) – Documental que explica el por qué del renacimiento del poker

21. Shade (2003) – El juego y el mundo de la noche se unen en este film protagonizado por un reparto curioso

Bob Geldof y los Lannister

El lunes es un día odioso.

A pesar de que duermo poco y no me cuesta madrugar, los lunes a las siete de la mañana pienso en el suicidio. Sobre todo esos malditos lunes en lo que abro un ojo antes de que suene el despertador… ¿por qué me haces esto? -me pregunto a mí mismo-.

El fin de semana suele causar estragos. Barba de tres días (de dos si saliste el sábado y no eres un hispter), ojeras, vestigios del fiestón del viernes en forma de resaca y, lo más importante, unas ganas de morirte que te cagas.

Te planteas desaparecer.

Se te ocurren cincuenta excusas diferentes, todas inverosímiles y ridículas. La época escolar ya pasó, amigo. Todo el mundo sabe que no estás enfermo.

Como no hay más remedio que hacerlo, te levantas y te pones manos a la obra. Cuanto más tarde reacciones, peor.

Al lío.

Quien dice lunes… dice miércoles porque, al final, salvo el fin de semana, el resto de días son iguales. Lo importante es que aún no está todo está perdido, de verdad. Todavía podemos salvar el día.

Y es que los lunes también pueden tener su parte positiva.

Ayer salió en EEUU el séptimo capítulo de la tercera temporada de Game of Thrones: The Bear and the Maiden Fair -El oso y la doncella rubia-, lo que quiere decir que ya tenemos plan para esta noche. El capítulo promete. King´s Landing echa humo, John Snow ha llegado a la cima y hace mucho que no sabemos nada de Khaleesi.

Como siempre hay gente que no va al día, no voy a destripar nada, tranquilos. No soy de esos que se leen los libros y, llevados por la emoción del momento, cuentan cosas que los demás no quieren oír. Daos por aludidos.

Lo que sí puedo decir es que parece que hay serie para rato. Según he leído en una entrevista, la producción de la cuarta temporada ya ha sido confirmada, y todo hace indicar que habrá tres o cuatro más. Material hay de sobra, según cuentan los que ya se han leído los libros, por lo que si HBO mantiene la calidad exhibida hasta ahora, el éxito está asegurado.

Ojalá todas las semanas podamos organizar planes como éste.

Ah, una cosa más. Los lunes con sushi saben mejor. Ahí lo dejo.

Picture by Siggi Sigbjornsson

Rights by Siggi Sigbjornsson

No apto para cardíacos

Hacer planes depende del estado de ánimo con el que uno se levanta. Aprovechando que hoy es fiesta en Alemania (Ascensión de Jesucristo a los cielos, y ya de paso, día del Padre) y después de haberme recuperado del exceso de capiroskas ingeridas anoche, gracias a una sesión de diez horitas de sueño, os voy a proponer algún plan para este finde.

Los de hoy están dirigidos a los amantes de las emociones fuertes, a aquellos a los que les gusta descargar adrenalina, gritar y, a veces, pasar miedo.

El que avisa no es traidor.

1. BMW Ring-Taxi

Por eso de que lo tenemos al lado de casa, es posible que este finde nos acerquemos al circuito de Nürburgring-Nordschleife. También conocido como Die Grüne Hölle («El infierno verde»), el legendario trazado situado en la comarca alemana del Eifel es punto de peregrinación obligatorio para todos aquellos amantes de las carreras y la conducción.

NordschleifeCon una longitud de 20,800 kilómetros -trazado original- y un circuito moderno –Grand Prix Strecke, 5,148 km- donde se disputa, entre otros eventos, el GP de Alemania de F1 cada dos años -alternándose con el circuito de Hockenheim-, el Infierno Verde es un centro de pruebas para todos los fabricantes de coches deportivos debido a lo exigente de su trazado. Lo es sobre todo la parte antigua, el Nordschleife. Las 73 curvas de su trazado serpentean entre las montañas Eifel y no dan el más mínimo respiro a los pilotos. Es un circuito antiguo, atípico y peligroso. Y si no, que se lo pregunten a Niki Lauda. Y es que en el año 1976, el piloto austríaco sufría un accidente gravísimo que precipitó el fin de la mayoría de las competiciones internacionales en el Ring, entre ellas, cómo no, la F1.

Afortunadamente, el bueno de Niki Lauda sobrevivió al accidente y a día de hoy se pasea con su gorrita por el paddock de cada Gran Premio de F1 fin de semana sí, fin de semana también, actuando como experto para el canal de televisión alemán propietario de los derechos de explotación del mundial, RTL.

Sucesos como el que acabo de relatar no han hecho más que engrandecer la leyenda del trazado. Con el fin de rentabilizar al máximo las instalaciones, además de organizar eventos de todo tipo -desde carreras de coches clásicos, a las 24 horas de Nürburgring- el Nordschleife ofrece multitud de actividades deportivas a los amantes del automovilismo. Track days, días de acceso libre para turistas, alquiler de coches de serie y competición, o el plan del que vamos a hablar hoy, el exitoso BMW Ring-Taxi.

Con un coste de 225 € por vuelta, la experiencia no es lo que digamos barata. Eso sí, el dinero está bien invertido. Hace unos años, la encargada del servicio era Sabine Schmidt, piloto alemana con más de 20.000 vueltas al circuito a sus espaldas. ¿He dicho 20.000? Con razón es conocida como «The Queen of the Nürburgring» o «La taxista más rápida del mundo».

2. Marineros de agua dulce

El siguiente plan nos lleva nada menos que hasta Nueva Zelanda, a Queenstown, para ser más exactos. Esta pequeña localidad de poco más de 16.000 habitantes, situada al suroeste de la isla más grande – the South Island- de Nueva Zelanda, ofrece todo tipo de actividades deportivas relacionadas con la naturaleza que atesora. Cuatro estaciones de esquí para los amantes de los deportes de invierno, puenting o rafting, son algunas de las posibilidades que ofrece el turismo de aventura de la región. Aunque lo que hoy nos interesa tiene que ver con cierta lancha.

Una muy especial.

Conocidas en inglés como jetboat, estas lanchas de propulsión a chorro son ideales para navegar en zonas de baja profundidad, debido al mínimo calado de sus cascos. Así pues, este tipo de embarcaciones parecen aptas para lo que pretendemos hacer, surcar las gélidas aguas de algún río neozelandés.

El concepto es simple. Te pones un chaleco salvavidas -ya sabemos que la seguridad es lo primero-, te subes a bordo, te pones cómodo y a disfrutar.

3. Speed Flying

Ahora que por fin hemos dejado el invierno atrás, vengo yo a ofreceros un plan relacionado con el esquí. Que nadie se preocupe, ya que la temporada de invierno no ha hecho más que empezar en Argentina…

Híbrido entre el esquí y el parapente, el Speed Flying es un deporte para aquellos que no le temen prácticamente a nada. Desde luego no es fácil de practicar, ya que combina lo mejor de los dos deportes antes citados, y exige unas condiciones meteorológicas, cuanto menos, aceptables.

Compañías como Speedfly California ofrecen cursos que van desde los 275$ que cuesta el básico introductorio de un día, a los 975$ del Basic Speed Flying, que consta de tres días de entrenamiento tras los cuales estás capacitado para volar sin supervisión en la reserva india de Soboba, California. Si vemos que este deporte es el nuestro, los amigos de Speedfly California ofrecen otro curso de 1200$, conocido como S1 Rating, mediante el cual podremos volar en espacios habilitados para ello en todo el mundo, inlcuidas estaciones de esquí.

Disfrutad.

Nos vamos de viaje

Porque a nosotros nos gustan los coches, hoy voy a hablar de viajes. Muchos de ellos los hemos hecho o los vamos a hacer en vehículos de cuatro ruedas. Pero hay otros que hay que hacerlos en moto. Porque también nos gustan mucho las motos.

No soy nada purista. Creo que cada viaje tiene un tipo o estilo de moto y de conducción. Tampoco soy de los que se «casan» con marcas. Creo que la mayoría hacen coches y motos prácticas y mediocres, así como creo que todas han tenido o tienen un modelo de leyenda. Bueno, la verdad es que ni Dacia, ni KIA, ni Hyosung tienen ninguno… Aún, quién sabe.

Dicho esto, vámonos de viaje.

El equipaje, el justo y necesario; la cartera, lo más llena posible. Porque sí, qué cojones, nos gusta viajar con pasta y gastárnosla; y lo más importante, la compañía y el vehículo adecuado.

1. Long Way Round / Long Way Down

Por ambición que no sea. Lo que no nos van a quitar nunca es el derecho a soñar.

Nuestro primer destino son muchos a la vez. Y es que en el año 2004, el actor Ewan McGregor y el también actor y aventurero Charlie Boorman se embarcaron en uno de los viajes con los que uno siempre ha soñado. A lomos de dos BMW GS R1200, los cachondos de Ewan y Charlie salieron de Londres el 14 de abril de 2004 con la intención de dar la vuelta al mundo -de oeste a este-, y lo consiguieron.

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No sin pasar alguna penuria, y tras haber recorrido más de 20.000 millas (32.187 km) atravesando 12 países en 115 días, llegaron a NY el 29 de julio. Qué más da cuando llegaron. Lo último que uno quiere es terminar un viaje así. La pregunta es, ¿cuándo nos vamos?

Tras el éxito cosechado en su anterior hazaña, nuestros protagonistas, sedientos de kilómetros, se vuelven a montar en sus burras y, saliendo otra vez desde GB, aunque en ésta ocasión desde John O’Groats, Escocia, cruzan Europa en diagonal rumbo a Sudáfrica.

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Desde la localidad más septentrional de Gran Bretaña a Ciudad del Cabo, la capital de Sudáfrica, en dos BMWs. 15.000 kilómetros cruzando África de norte a sur atravesando, esta vez, 18 países en 85 días. Las fotos son espectaculares.

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Amén.

2. Agárrate, que vienen curvas

Todo periodista del motor, o simple aficionado a los coches de verdad, ha soñado alguna vez con su trabajo. Sí, me refiero a Jeremy Clarkson, James May y Richard Hammond, o lo que es lo mismo, a los tres presentadores del programa de coches más acojonante que existe, Top Gear. Sólo equiparable a la devoción que siento por el Madrid, este programa se supera día a día regalándonos una hora semanal de gasolina y olor a neumático quemado. Además de probar coches, han hecho todo tipo de roadtrips al volante de los pepinos más exclusivos del mercado. Tantos, que tardaríamos semanas en comentarlos.

Alguno más caerá, pero hasta ese momento se pueden ver todos online. Aquí, por ejemplo, la temporada 18. http://vimeo.com/channels/382760/page:1

Vamos al lío. Un deportivo de ensueño, más de 500 caballos bajó el capó y el placer de conducir a cielo abierto. Y curvas, muchas curvas. Más concretamente, las de Transfăgărășan, la carretera que une las regiones rumanas de Transilvania y Wallachia. Construida en la época del dictador Ceausescu, consta de cientos de curvas a lo largo de los 90 kilómetros que unen el pico más alto de los Cárpatos, el Moldoveanu, y el segundo más alto, el Negoiu.

Wide view over the northern Transfagarasan

En caso de que me dejasen elegir compañía y coche, creo que lo tendría muy claro. Un tracción trasera y una persona. Si no le gusta pasar un poco de miedo, que se baje antes de que arranque. Una y sólo una, ya que para llevar peso ya llevo el equipaje en el maletero. Las inercias son muy malas, ya lo sabemos. Así que para no sentirnos mal por dejar a nadie en tierra, nos montamos en un biplaza.

Opciones hay muchas. Aquí ya entramos en cuestión de gustos. Sería recomendable un coche rápido, ágil y potente, que frene bien y que pese poco. Van a ser cosa de 90 kilómetros que, con el coche equivocado, se nos pueden hacer largos. ¿Largos he dicho?.

Estaba pensando en qué playlist prepararía para el viaje. Aunque la verdad es que con lo que voy a llevar entre manos creo que la música va a pasar a un segundo plano…

Si acaso ésta, para cuando coronemos el Moldoveanu.

3. Descubriendo la tierra del tío Sam

«Yo no viajo para ir a alguna parte, sino por ir. Por el hecho de viajar. La cuestión es moverse»- Robert Louis Stevenson

Esto es lo que voy a hacer yo el día que decida cruzarme EEUU from coast to coast en un muscle car. Embarcarme en una nueva aventura sin meta ni plazos. Gasolina barata, moteles de carretera, la ruta 66. Parece un topicazo, y lo es. Pero me la suda. A todo el que le guste viajar se le ha pasado alguna vez por la cabeza coger un coche, ponerse las gafas de sol, y carretera y manta. Imposible no acordarse de Dennis Hopper y Peter Fonda. Sí, ésta era fácil. Es Easy Rider, pero con otro toque.

Ni Ford Cougar, ni Harley Davidson Hydra Glides, ni leches. Nosotros nos vamos en un coche yanki de verdad. De esos que usan seis u ocho cilindros, gastan como un país en guerra, miden más de cinco metros de largo y abundan en las maravillosas road movies. Al más puro estilo Miedo y Asco en Las Vegas.

Bueno, quizá lo de la mescalina, el ácido y la farlopa lo podemos dejar para más adelante. Pero el concepto es prácticamente el mismo.

Route 66

Conocida también como la Main Street of America, la Ruta 66 une las ciudades de Chicago y Los Ángeles, y atraviesa los estados de Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California -del cual vamos a hablar largo y tendido en los próximos tiempos- antes de morir en la meca del cine. A pesar de haber sido descatalogada -retirada de la Red de Carreteras de EEUU- a mediados del año 1985, la Ruta 66 sigue siendo lo que podríamos considerar como una carretera de culto. Como apunte kultureta, es necesario recordar que John Steinbeck se refería a ella como la «Mother Road» en su célebre libro Las uvas de la ira, en el cual narra las desventuras de unos granjeros de Oklahoma durante su migración a California, por culpa de la sequía y las tormentas de polvo que asolaron las Grandes Llanuras estadounidenses a mediados de la década de los treinta.

"El Valle de la Muerte", jodido secarral

«El Valle de la Muerte», jodido secarral

Volvamos a nuestro plan.

Sabiendo que tenemos todo el tiempo del mundo, no hay prisa. Eso sí, aquí somos de preparar un poco los viajes. No me sean de esos que se dejan llevar y obedecen ciegamente lo que dicen los demás. Un poco de personalidad, por favor.

Como tenemos tropecientasmil opciones, que cada uno elija lo que más le apetezca.

Yo me pienso tomar una birra en el mirador del Gran Cañón.

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Al igual que este zagal, pretendo hacerme una foto a los pies de uno de los árboles más grandes del mundo, el General Sherman -una secuoya gigante de 83,8 m-, en el parque nacional de Yosemite.

General_Sherman_2426497682A antes de bañarme en las playas de Santa Mónica….

las-vegas Lo dicho, un viaje de ensueño al alcance de todos. Que cada uno se organice como quiera. No visitéis todo de una tacada y así podemos volver alguna que otra vez…

Eso sí. Recordad que en estates los límites de velocidad varían según el estado por el que circulemos.

mapa-limites-velocidad-estados-unidosQue si no, luego pasa lo que pasa…

Jack, el líder

No es lo mismo tener una idea que llevarla a la práctica.

Desde pequeño me gustó escribir. Ni soy un obseso de las letras ni destaco por ser un gran escritor. Pero el caso es que cuando he tenido que hacerlo -prácticamente siempre por obligación-, no se me ha dado mal.

Escribo porque quiero plasmar las ideas que me rondan en la cabeza. Creo que un blog es como un cuaderno en blanco, con la salvedad de que un blog te permite que otros lean lo que escribes, con todo lo que ello conlleva. Si encima tienes la suerte de que alguien lea y se interese por lo que escribes o, en el mejor de los casos, hable de lo que ha leído porque le ha gustado o no, apaga y vámonos.

Aunque a veces estoy de acuerdo con que lo importante es que hablen de uno, sea bien o mal, en este caso pienso lo contrario. Si alguien lee lo que escribes y le parece una mierda, no volverá a leer nada tuyo aunque le caiga del cielo. Por tanto, el paso de escribir de forma pública ha de darse con cierta seguridad y convicción.

El lanzamiento de este blog ha sido una cosa espontánea. El caso es que aunque muchas veces me ha picado el gusanillo de montar un blog, nunca me había decidido por el hecho de no saber sobre qué escribir. La dificultad no ha estado fundamentada en una cuestión de soporte, tiempo o ganas, sino de temática. Esto es como cuando estabas en el colegio y veías a tus compañeros dibujando algo guapo. En ese momento decías, si este mindundi es capaz de pintar así de bien, ya verás la que lío yo. Cogías una hoja del final de aquel cuaderno de anillas torcidas por lo apretujado que iba en la mochila, el típico boli mordido -o lápiz, si eras un maldito desastre-, y empezabas a hacer trazos pretendiendo dibujar… ¿el qué?. Aquí llegamos al quid de la cuestión. Siempre he envidiado la imaginación de aquellos que eran capaces de pintar de forma espontánea.

O tienes talento e imaginación, o más te vale aprender un poco si no quieres dibujar la basura que dibujaba yo.

«Manolete, si no sabes torear, pa que te metes», que diría mi colega Antonio.

Ahora bien, parece que por fin he econtrado aquello sobre lo que creo que se me puede dar bien escribir. Y ésto es sobre hacer planes. Soy el típico colega pringao que organiza las cenas y las vacaciones. El que te lleva a conocer ese bar que han abierto en no sé dónde. El que propone destinos a los que ir.

Los cachondos de mis amigos me llaman Jack...

Los cachondos de mis amigos me llaman Jack…

De eso va este blog. De hacer y deshacer. De planear, buscar e informarse. Va de mandar mails, hacer llamadas y contar con la gente sin que ellos lo sepan. De mirar el calendario y calcular presupuestos. De ojear la Guía del Ocio, el OnMadrid o la web de Lonely Planet… De ponerse nervioso pensando en las aventuras, fotos, risas y juergas que nos estaríamos pegando si ahora mismo estuviéramos en ___.

Pues eso. Bienvenidos al mundo de las películas y los peliculeros, al de los planes que has hecho, al de los que vas a hacer, o al de los que te gustaría realizar pero te faltan pelotas, pasta o tiempo para ello. Pasen, vean, comenten y propongan.